Tuesday, February 27, 2007

El color de lo Inevitable


Despierto desconcertado. Estoy recostado sobre una, sobre una... no lo sé. No puedo ver nada. Pese a que tengo mis ojos abiertos, estos no encuentran nada que enfocar. Lo que hay aquí es más negro que el más profundo de los negros, pero a su vez, es más resplandeciente que la más radiante luz ambarina. Intento utilizar mis otros sentidos, pero la respuesta es siempre la misma; es más, creo sentir que mi cuerpo se encuentra nuevamente sometido a los designios del poder que me trajo, a esta fuerza extraña que me reduce, que me aplasta, me estira y me baña de lo incomprensible. En verdad amigos de lo eterno, no estoy recostado ni parado, tampoco estoy flotando. Soy líquido, me escurro y me vuelvo a juntar; soy un impulso eléctrico que choca con cada célula del ser; un racimo etéreo realizando minuciosas labores de reconocimiento en organismos vivos, comunicándose con cada sistema del universo en las más detalladas pruebas de conciencia. Al pasar por cada célula, descubro cúmulos de galaxias, planetas y cometas errantes; ellos también evocan, ellos también son emanaciones; ellas también invocan, ellas también son matrices y contemplaciones. Y así, en este acto de comunicación entre el espacio y el movimiento, donde mi cuerpo se hace presente, emisor y protagonista, utilizando sus fibras serpenteantes como señales de nuevas respuestas, se genera un nuevo giro de esta rueda, dejando en su pasos mensajes ondulantes, tareas circulares y encargos para un siguiente ciclo, una siguiente conexión. Sigo sondeando los vaivenes de este periplo compañeros de viaje, continuo internándome a propósito en este tubo, tan vasto y solitario, tan espiral como telúrico es un réquiem para el infinito.

Silencio. ¿A quién le hablan estas fibras? ¿Acaso no soy la misma célula nerviosa, el mismo organismo que se deshace en cada intento de avanzar? ¿A quién le hablan? ¿De quién es esta voz?

-Los Otros, estabas aquí con los Otros.
-¿Quién eres?, es la pregunta que hacen las fibras, tomando las riendas en este instante.
-Soy la voz de lo inevitable, lo que te trajo hasta aquí. Soy lo que hace girar la rueda, el no-tiempo.
-¿Donde estoy?, pregunta otra fibra en tono cortante.
-Saltando de surco en surco, aunque no entiendas ni sepas lo que es un surco.
Tu inventario no comprende lo incomprensible, tu inventario no sirve aquí. Nada aquí tiene explicación, todo es. Lo que estás viviendo, es tu única explicación. En este preciso momento, supe que mi inventario sólo me serviría a futuro para poder intentar explicarles mi experiencia, explicarles esta nada, la tónica de viaje. En un humilde intento, logré tomar conciencia de mi situación, y guardé la mayor cantidad de energía que pude para cumplir dicha tarea, labor que en ese momento me pareció imposible.
-¿Dónde están los Otros?
-También están buscándote en estos surcos. Sus sueños les hablan de tu viaje, de los otros viajes, les hablan de esta rueda, al mismo que giran con ella; los Otros yacen cerca de tus pasos, de tus huellas y tus quimeras. Otra también es la que te busca.
-¿Qué hacíamos en este lugar?
Este es en lugar de encuentro, una cúpula del Intento. Alguna vez estuvieron aquí reunidos, esperando el tiempo del no-tiempo; Ahora, es tiempo de reunirse, es tiempo de la partida, para eso deben todos encontrarse, descubrir en el cuerpo la salida.
-Ahora debes partir. Es tiempo de lo inevitable. Busca a los Otros en la tierra, búscalos en el laberinto, en el eco arcano y en la sombra que te cobija. Un levantón será la señal que indique el nuevo comienzo, su nueva era.

Epílogo
Quise hacer más preguntas, pero mi energía nuevamente se agotaba. Esta vez decidí soltarme sereno, sabiendo que ya me di al poder que rige mis pasos, que acoge en su vasto cielo este anhelo de libertad.

1 comment:

Mónica Sabbatiello said...

Sólo decirte, enhorabuena.