Wednesday, March 21, 2007

Los primeros movimientos


Todos los caminos no llevan a ninguna parte. Pienso. Siento. Intento dar libertad a mis letras, intento dejarlas nadar en el éter, donde el todo puede ser el genio mágico de la realidad, y la nada cómplice y juez, justo en el mismo instante donde el cuarzo implota, y da nueva vida a quien es acompañado por la muerte. Intento caer nuevamente en el embrujo que el conocimiento y la noche ofrecen a quien quiera desafiarlos en una batalla de poder. El desafío es aceptado con miedo y respeto, y así, las alas del tiempo se abren serenamente. Estas letras ya no sin mías, son de los Otros.

El Otro despierta y se viste sobre cuatro intentos, cuatro direcciones sobre las cuales fija su voluntad y su sueño. Mira y luego ve: un tablero con cada una de sus piezas dispuestas a enfrentar inflexiblemente el lado más oscuro, dispuestas una y otra vez a efectuar un salto de fe con dirección a lo desconocido. Cada una de ellas es un maga que dispone de sus fibras para hacer comunión en un cuerpo, cada uno de ellos es un mago que dispone de sus fibras para hacer comunión en un cuerpo. El juego es un cuerpo en acción, una gran formación de vuelo abstracto. La ruta comienza a trazarse.

La siguiente pieza toma posición, mientras el resto fija con profunda atención cada detalle de sus movimientos. Es una maga, que con mucha elegancia y una segura timidez, es impulsada por un soplo que parte lentamente. Es una danza del ensueño, una sutil ofrenda al infinito; es pétalolimpo que poco a poco se transforma viento luminoso.
Poderosas y sanadoras, las ondulaciones de esta danza, se hacen tan vivas y cautivadoras, que son capaces de generar una cristalina claridad. Y así vemos el intento, vemos en conjunto la esencia última de la ofrenda danzante: un camino iluminado, contemplado por cada ser gracias a la armonía de los movimientos de la maga. Se vive un éxtasis compartido, una común unidad en la consciencia, donde cada elemento del tejido se siente vivo y encuentra su corazón, su sentido. Concluye el movimiento de la Otra. Ella es pura acción, pero a la vez, es arrullo tenue y paciente, es un delicado faro, bañado un profundo perfume de serenidad.

Primeros movimientos.
Paso del primer y último fuego.
Luz del faro guiando camino.
Presente ágape eterno.

Amigas y amigos de lo eterno:
El campo de lucha no tiene límites, no los tiene. La regla esencial del enfrentamiento es el juego limpio, que tiene por significado el ofrecimiento humilde y generoso del don de volar que cada Otra y Otro lleva consigo, este don que es atesorado custodiado por nuestro silencio interior. Es posible encontrarlo, si es que intentamos hacerlo carne, hacerlo una viva realidad. El don vivirá justo en el momento en que decidamos ponerlo sobre acto puro, libre de apego e importancia personal. La gracia de volar se encuentra en la gran sabiduría del ciclo vital: tan impersonal, tan contagioso, un momento sagrado para compartir en otredad.
Como la libertad también es regla, la invitación es a sentir, a sentir poco a poco nuestras alas desplegarse, a aventurarnos al misterio de Ser con sentidos nuevos, caminar con pies nuevos y también a Amar con un espíritu nuevo.




Wednesday, March 14, 2007

Una grieta de luz


Existe un espacio mágico y sagrado, que nos aguarda en la invisible y delgada brecha existente entre una bienvenida y una partida. Existe un segundo de eternidad, presente en el vacío que genera el encuentro entre estas dos realidades; una grieta de luz que inevitablemente se presenta en nuestro camino, justo en el momento en que terminamos de cerrar un círculo y comenzamos a trazar otro. Antes de dar un nuevo paso en nuestro cuerpo viajero, esta fisura espacial, se presenta en nuestras vidas como oportunidad de recapitular en un no-tiempo, un obsequio reflejado armoniosamente por sabiduría de la naturaleza en la figura de los dos crepúsculos.

Esta grieta me invita sugerentemente al juego de la percepción. A veces, se muestra flotando en el sigilo, silenciosamente entre dos imponentes pilares, dos estandartes hijos del ámbar, situados intencionalmente uno frente al otro; un par implacable, indiferente y sabio, inamovible, tanto en su forma de representar las dos realidades con las que convive, como en su comunicación con el Ser esencial. En otras ocasiones, esta brecha es fluida y alegre, danzante y ondulante, circular; tan contagiosa que transforma y transmuta los rígidos pilares en dos bolas de energía líquida, que se buscan, se encuentran y se funden en un acto de complicidad; una aleación cósmica espiral, abrazada de tal forma, que su fuerza vital le brinda una nueva estructura: la figura de un ocho infinito que se siente tan hermano como el ciclo vital en nuestra vida.

Es un portal, lo se. Aquí, está presente el conocimiento de los siglos. En su borde, hay un código que logro notar, pero que mi pobre entendimiento es incapaz de sostener y descifrar en una estructura de sentido. Siento impaciencia, quisiera poder llevar algo de esta puerta a ustedes. Entonces, un suave toque en mi frente me tranquiliza, me habla de que todo tiene su tiempo, que esta puerta vive dentro de todos: es ella, es un faro, es la Otra. Busco una llave que abra este mandala, quiero cruzar ese umbral. Busco una llave que abra este mandala, y de pronto se que son necesarias más de una. Al saber esto, algo se libera en mi, y me siento el más pequeño de los granos de arena. Logro entender que mi nueva armadura necesita de humildad, que sólo soy una pieza de esta historia de libertad. De pronto, se manifiesta el recuerdo de los Otros y me susurra en voz impersonal; me habla de una entrada, de serenidad y desapego. Entonces, maravillosamente sucede lo imposible: Me siento dentro de este portal y puedo ver. Noto que es aquí, en nosotros, donde está la respuesta. Cada vez que llegan los otros a mi recuerdo, cada vez que se hacen presentes, esta grieta se abre y se expande, y así puedo mostrarles que a través de ella, hay un cuerpo aguardando por su destino irrefrenable

Tomo una palabra en mis manos,
Tan líquida cristalina para beber.
Se que está fuera de mi,
Porque cuando intento hacerla mía, se escabulle.
Entonces la dejo correr,
En él, intento sumergido en una plegaria
Asomada en la revelación.


Otros, Otras, Otra realidad. Compañeros de viaje y amigos de lo eterno:
Es tiempo de reconocer nuestro nuevo cuerpo, Miria Suebo, un tiempo para Ser.

Wednesday, March 07, 2007

Regreso


He vuelto al lugar donde comencé. He vuelto, pero nunca he regresado. El camino de retorno apagó todas sus luces, cerró lentamente sus puertas por dentro y selló sus ventanas para siempre. Esperó este camino todo un giro de la rueda, clamó hasta el último momento, lo hizo hasta en su último espacio de agonía, mirando cómo se extinguía su voz entrecortada en el limbo; pero nadie llegó a su última llamada, nadie fue el último, no hay ya retorno.
He quedado atrapado en lo tremendo por haber seguido inocentemente una trampa que infinito me tenía preparada. Fue una estrategia impecable y llena de sigilo la que me hizo entrar en el juego. No quería, nadie quiere, pero de igual forma entré. Comencé tranquilamente, seguro y desconfiado, expectante; nada podría hacerme caer. Lancé con la confianza que mi supuesta experiencia me otorgaba, pero esta resultó tan quebradiza, que en la primera jugada, ya me encontraba en el suelo dándome explicaciones, extraviado y sin sentidos que me orientaran. Sentí la cobardía en mis actos, miedo, sentí lástima por mi mismo. Pero me levanté, siempre lo hice, y sabía que contaba con más donde recurrir en caso de necesitar apoyo. Olvidé, seguí haciendo lo que creía correcto, y, naturalmente volví a caer. Y caer se llamó el verbo de mis actos y levantarme el retorno, y caer se transformó en algo rutinario, y levantarme se vistió de contrarespuesta, cumplió el papel de esperanza, pero era solo un rol, un disfraz. Y así cabalgó el jinete del tiempo, acabando con todo lo que se le ponía por delante, y no quedaron más apoyos sobre que sostenerme. Hasta que llegó lo inevitable. El tiempo se detuvo por un breve momento; tuve la oportunidad de elegir. Decidí apostar todo, todo cuanto creía por realidad: todas mis convicciones, triunfos y fracasos, espacios, guaridas y refugios, artilugios, pasados y futuros, todo lo seguro, mis sustentaciones. Llegó el ansiado momento y caí por última vez. Supe que nunca había caído, que era un impostor el que jugaba. Fue entonces que giré la rueda e hice mi primera jugada. Algo ocurrió. El infinito rió, y sin compasión alguna, devoró cada parte de mi ser, cada recuerdo aciago, cada rastro y cada huella, dejando sólo la nada que inunda estas letras. Nada, y estoy de regreso sin estarlo. He sido enviado por los Otros, por una quimera que se gestó en el más secreto silencio de la noche, donde el conocimiento tuvo la oportunidad de tomar sus remotas riendas y dirigir con sus carros y fulgores una luz que nacía desde lo más profundo; así supe que en la nada vive el todo, que el silencio y la soledad son amigos de lo eterno, que la incertidumbre está en nuestros bolsillos, y también, que somos parte de un universo misterioso que nos ofrece la posibilidad de concebir un sueño que se cree imposible: Volar y Ser libre en la vastedad.

Día nuevo hacia atrás ,
Vuelta de vista que vio sobre sus hombros un par estelar.
Que de céfiros estaban bordadas,
Sus vestiduras,
Sus armaduras,
Entretejidas,
De nada.

Día nuevo hacia atrás,
Vuelta del encuentro que de sueño viaje final.

Estoy en la tierra nuevamente. Estoy de nuevo en este laberinto, en la realidad doliente y acuosa, en la incurable metamorfosis que se ve a si misma con dos miradas: Una primera acercándose a lo desconocido, y otra que hace presión por dentro y puja por salir al mundo. Estoy presente. Es tiempo de hacer realidad esta quimera.