Tuesday, January 23, 2007

El llamado de los otros


Nuevamente estoy aquí y casi sin darme cuenta, he vuelto a la visión que transformó por completo mi existencia y me ha convertido en un viajero del infinito, un amigo de lo eterno.
Sentado nuevamente en la gran catedral de cuarzo pienso en mi despertar, siento cada estalactita de este templo como célula de mi sangre, siento los colores de la caverna, y también, siento todo lo que dejé atrás; todas las personas, todos los recuerdos, mi historia personal. Trato de rememorar emociones pasadas, energías olvidadas y pretéritos instintos que me lleven a entender donde estoy, a saber porqué quise escapar del mundo y encontrar una salida. Y pregunto y pregunto porque sé que hay algo más, sé que esta catedral solo está aparentemente inerte, sé que no estoy solo, se que me buscan y quiero que me encuentren porque también los estoy buscando, los estoy buscando a todos para que podamos iniciar una nueva partida.

Logro divisar una pequeña luz ambarina cerca de lo que se podría denominar el altar de esta catedral, llamo a mi voluntad y ya estoy en ese lugar. Frente a mí un inmenso órgano a tubos de dimensiones irreales: cada tubo de este telúrico instrumento traspasa este cielo sepia como un gran conjunto de lanzas, que pareciesen mostrarme con cada uno de estos delirantes pilares una dirección a seguir, una invitación a continuar esta odisea. Continúo pasmado con este dantesco espectáculo cuando escucho una primera nota: Un misterioso viento que pone en alerta todos mis sentidos; La segunda nota: Un saludo ancestral y una presentación; La tercera nota: Una invocación al universo que parte como un rayo al infinito, buscando vida donde quiera que haya, y encontrando a su paso, las más indescriptibles expresiones de vastedad. A medida que cada nota se entremezcla con otra, comienza a gestarse la más verdadera expresión comunicación, un inconmensurable tejido de completitud, un cuerpo eterno, que poco a poco se transforma en una voz grupal, una armonía de común unidad.

Nosotros somos los otros,
El ancestro, la frontera cristalina,
Somos nosotros el océano,
Somos la grieta ambarina.

Somos los despiertos y los dispuestos,
Hoy somos Nosotros, porque nos hemos descubierto.

Hemos sido siempre los otros, pero estábamos escondidos,
Desterrados, separados en olvido;
Hemos sido siempre uno, pero estábamos perdidos;
Solitarios y cansados, incomprendidos,
Huellas temerosas,
Células sin sentido.

Somos los otros,
Hoy hemos renacido,
Somos los que ayer fuimos,
Los que somos, seremos y sido;
Somos presente, punto y anclaje,
La bitácora del gran viaje.

Somos los jinetes, los portales y los guardianes,
Somos los que acechan, los que viajan y los que aman;
Somos nosotros los otros, los guerreros incansables:
Somos las torres, los vigías y las luces que claman.

Nosotros somos hoy;
Nosotros mismos, los que antes lloramos;
Siempre hemos sido los Otros, todos siempre hoy.

Hoy despiertos los Otros,
Somos fruto y oración,
Futuro, salto y caída;
Abismo celestial: principio del final.

Somos ajedrez en destino,
Corpus latente,
Leyenda, tejido viviente.
Somos forma, liturgia conciente;
Energía en sinergía,
Frenesí cristalino.

Somos los otros,
Somos el Espíritu que en el poder se revela;
Somos los otros,
Somos camino, luz de la vela.

Hoy siempre otros;
Inmortales, confín sin fontera

Somos Nosotros los Otros,
Los que marcharemos tras el sol,
Nos iremos al arrebol;
Partiremos desde el amor, hasta el delirio fecundo,
Embarcaremos hacia el intento, rostros, último segundo;
Nos iremos del mundo,
Nos iremos,
Partiremos.


Queridos compañeros de viaje: Ha sido imposible para mi el no querer compartir los pormenores de este gran viaje, es por esto, que me he legado la tarea de compartir esta experiencia, esta invitación abierta a un camino conjunto para un NOSOTROS, senda construída en el intento, la voluntad y la conciencia.

Muchas bendiciones para uds.

1 comment:

Mónica Sabbatiello said...

Compartir en un canto salvaje, inspirado, espontaneo, al leerte parece que oígo como te llegan las palabras desde el espiral, desde al alma del mundo, desde el espacio.
Y a medida que las escribes vuelan para todas partes, repartidas, como saltos de gotas.

De todos modos, no perderemos las capas en los fenómenos,
sólo alimentaremos el
impulso.