Tuesday, January 09, 2007

Catedrales de cuarzo


Sin saber donde estoy, ni recordar qué es lo que me llevó a sentirme de esta forma, decido abrir mis ojos (pese a saber que al momento de abrirlos, la sensación de vacío en el estómago volvería). Intento sobreponerme al recogimiento de saber que estoy siendo parte de una realidad distinta, intento no tratar de dar explicación racional a todo lo que está aconteciendo, INTENTO! INTENTO! INTENTO!... miros mis manos y antes que se deshagan, cambio mi vista hacia otro lugar.
Es de noche también, pero contemplo todo como si fuese de día; al parecer todo está tranquilo y en sospechosa calma. Parece que nada ni nadie advierte mi presencia, pero se que no es así, algo dentro de mi sabe que me buscan o sabe que debo encontrar a alguien pero: ¿A quién busco? ¿Cómo llamarlo? y ¿Qué es lo que estoy buscando precisamente?, algo dentro de mi lo sabe, estoy seguro de eso. Decido rápidamente caminar en alguna dirección bajo este mistérico cielo amarillento (aunque no esté caminando precisamente, ni tampoco tenga sentido alguno de la dirección que estoy tomando). Si tuviera que describir este lugar, diría que camino sobre un paisaje en sepia, donde todo está coloreado en tonos que van desde la tierra hasta el ámbar. Unas dunas que parecen estar hechas de sal se asoman por mi izquierda y me atraen tan profundamente que ya me encuentro en ellas: son inconmesurables estalactitas de cuarzo que se extienden formando un gran escenario, un laberinto; un interminable templo abierto coronado por las fugaces figuras que se forman en este extraño cielo. El solo hecho de estar aquí, de sentirme presente y conciente de estar presenciando esta escena, no hace más que aumentar el vértigo que tengo desde que abrí los ojos; sin embargo, el éxtasis y la completitud que llegan como la voz de una misteriosa brisa, hacen parte del olvido cualquier sensación distinta al de este telúrico espacio.
Escucho nuevamente la voz interior y callo mi diálogo para entenderla mejor. Me sugiere permanecer en este lugar, esperando a que estas extrañas conformaciones de mineral hagan su tarea; Soy obediente y permanezco aquí sin saber lo que es el aquí; quiero estar allá y también soy el allá, soy el vapor y el mineral, soy ambarino cielo y también la tierra, soy el invitado especial a ser partícipe de este ritual cósmico, de esta obra del intento, ceremonia de la vastedad.
Es entonces donde todo comienza a tomar vida propia.

Estoy lleno del vacío,
Colmado hasta el borde de la grandeza de la nada,
No existe espacio donde no habite la quimera,
No existe,
Porque estoy lleno de vacío.

Qué es lo que me prepara el misterio?
Hacia dónde fijará mi nueva vista?
En cuál de estos interminables surcos,
De este respiro,
Del espacio sagrado,
Del sigilo y del temblor
El fulgor,
La vida y la muerte,
El presente,
La agonía,
El éxtasis de girar eternamente;
En la rueda del tiempo.


Compañeros del ensueño, amigos de lo eterno: debemos caminar y dejar atrás: caminar para dejar atrás y dejar atrás para dar nuevos pasos. En esta existencia fugaz, no nos queda más que convertirnos en el espacio que nos rodea, transformarnos en la tierra, en el fuego, en el agua y el viento, y así buscarnos, y así encontrarnos. Dar con nuestra parte perdida, dar con lo que somos y siempre hemos sido, dar con el SER. No nos olvidemos que siempre estamos de paso y siempre seguiremos caminando, contemplando al infinito que nos espera. Por esto, es indispensable cargar con lo absolutamente necesario para nuestro gran viaje: un intento inflexible y un camino con corazón. Así nuestra voluntad se hará complice de nuestro gran sueño de libertad.

Mucha fuerza en este caminar.




1 comment:

Anonymous said...

......
te vi