Tuesday, January 16, 2007

Caleidoscopios danzantes


Me acerco lentamente a lo que parece ser una cueva; la verdad de las cosas, es que no se que tan lentamente, porque ya me encuentro aquí. Mis ojos se abren pesadamente, como si despertaran de un gran letargo, y poco a poco comienzan a enfocar, a realizar el eterno intento de explicar y de dar "forma" a lo que aparece en frente. Al parecer lo están logrando, pero de manera tan incomprensible que mis latidos comienzan a acelerarse hasta el punto de convertirse en una sola linea, un solo latido infinito y mortal: todo el lugar se encuentra rodeado por paredes líquidas y cristalinas, perfectos espejos danzantes, caleidoscopios que pareciesen adquirir vida y alimentarse de mi extraño latido lineal. Es más, parece que estos millones de acuosos espejos son cómplices de mi propio sentir, ya que bailan y bailan sin temor alguno, convirtiendo sus movimientos y colores en pareja perfecta de lo indescriptible. Mientras tanto, mi voz silenciosa sigue sigilosa en su rol de testigo unísono de este ágape de los sentidos.

Luego de que la euforia, propia de estar frente a lo que no se puede explicar, ha cesado un poco, me he percatado de que el movimiento de estas paredes, responde perfectamente a mi respiración y latidos, descubrimiento que me llevó inmediatamente a intentar todas las posibilidades. De esta forma, cada vez que evocaba algún tipo de sentimiento, las paredes de este habitáculo tomaban formas y colores distintos; en algunas ocasiones eran intrincadas figuras geométricas parecidas a la estructura molecular de la nieve, en otras, oscuras y amorfas conformaciones. Así continué por horas, tal vez días, tal vez años contemplando la infinidad de formas y colores que podían formarse a partir del sentido; en muchos momentos sentí una extraña familiaridad y cercanía con estas configuraciones, sentía que respondían perfectamente a lo que realmente soy, un sentimiento ancestral, una lucha expectante y anhelante, la esencia del ser. Sin embargo, también hubieron momentos de mucha lejanía, de angustia y temor, pero que de ninguna forma detuvieron mis deseos de buscar la figura perfecta, motivación que fue naciendo en el transcurrir de esta experiencia.

Llegué al momento clave, donde no podía recapitular nada más, al parecer había agotado todas las posibilidades, sin embargo, sentía que algo faltaba, había un lugar más que visitar, una figura más que conocer, un último color por ver. Es en ese momento donde nuevamente escucho la voz que me invita y me llama: conmita a la nada, al espacio vacío, donde habita el todo, donde habita el SER.


Verdad, que tienen los reflejos de la entonación silenciosa,
O los vientos rosáceos del crepúsculo amarillo;
Viven siempre cuando se les espere,
!Que impacientes de dar vida!

Mirándome en el reflejo,
Respirando figuras fugaces de un prisma,
Cuando siempre esperan y vivan;
Caleidoscopios, tejados inquebrantables.

Constelación que no has sido vista,
Canto umbilical de la última partida,
Espera de vivir en el siempre,
Sumergido en los roces del color.

¿Qué partidas tendrá el inconstante,
El siempre presente perdido?

Gota que se transforma en océano,
Clamor de metamorfosis,
!Ya estoy aquí!
No lo he olvidado,
No la he olvidado.


Compañeros de viaje: Que este camino esté lleno colores y figuras nuevas , y así hacer de cada una de éstas, un paso hasta la ansiada eternidad.


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