Una partida
Al corazón del universo
Saturday, April 09, 2011
Friday, April 01, 2011
Un comienzo nunca es el verdadero inicio, se parece más a las marcas en el camino, al brillo de las cicatrices que quedan mientras nos encontramos.
Reconocemos el inicio de algo nuevo en nuestra vida cuando una explosión de energía palpable y visible a nuestros sentidos se dirige directamente a nosotros y nos habla -en el lenguaje de cada cuerpo que habitamos- sobre una transformación. Esta explosión nos hace saber de algo distinto, y en cada una de las muchas formas en que se manifiesta nos recuerda, mediante señales, que estamos caminando, que somos parte del misterio de la vida y que estamos aquí tratando de averiguarlo.
La invitación está abierta, salgamos a caminar.
Elías.
Monday, March 29, 2010
En cada latido del viajero se presiente el gesto del infinito, un momento donde el soplo del vacío deja una puerta semiabierta para dejarnos entrever una apertura, una grieta donde la mudez implacable nos permite escuchar una voz vaporosa con silueta de anhelo presente en la memoria del cuerpo desde nuestra gestación, una voz con poder de desdoblar el pensamiento y envolverlo en un halo de misterio; un tenue susurro que brilla en las profundidades y que abotona nuestros recuerdos como cuentas que caen sobre el agua, creando un ritmo de abismo que crece hasta en música desconocida e impersonal; poesía extraña y surreal, pero siempre reconocible como parte nuestra. Inocencia, trasgresión, secreto y locura son nombres que tal vez resonaron junto a esta música, nombres que junto a otros se disuelven para unirse al sigilo de un sueño que fue tejiendo pacientemente la certeza de lo que en un principio fue sólo un algo, una idea lejana que al desenterrarse se fue convirtiendo en la voluntad metamorfoseada, en los signos de vida que ahora apuntalan el toque de lo abstracto en cada una de nuestras células. De ahí la naturaleza que nos evoca inexorablemente a salir desde adentro para ver serenamente a través de los mismos ojos del infinito.
Esta bitácora quiere más que este torpe empeño de estirar fibras y este montón de palabras lidiando con el azar, busca engancharse en las líneas del mundo y desplazarse por ellas hasta llegar a los umbrales del corazón. Busca pulsar la memoria olvidada, tocar la piel de viajero, la que a veces escondida, teme salir hacia el sol para dar con su propósito. Busca romper las certezas, despojarse de las imágenes anquilosadas y las proyecciones fantasmagóricas que nacen de aferrar el miedo y lo personal; busca ser nada, dejarse andar por la liviandad de reírse de si misma; fluir y respirar cada segundo en la más sencilla libertad.
Son las palabras que logran hacerse una con el movimiento, son los latidos del viajero, lo que sale desde estos dedos, lo que está dentro de ellos, lo que los empuja, son los signos de partida que brotan como el otoño que quiere hacerse primavera, como el canto que cruza los puentes y se hace cómplice del crepúsculo; son los signos de partida los que se sientan junto a nosotros a tomar el te, los que vieron darle nuestras hebras a la tierra para hacer crecer el amor a lo insondable, los que vaciaron nuestros bolsillos llevándose lo innecesario; los mismos que sin solemnidad alguna acompañan hoy esta despedida. Nos vemos.
Wednesday, June 18, 2008
Un aroma irremediablemente familiar hace cambiar la estructura de lo que antes era comprendido como fragor desierto, nos sentimos otros y un aliento texturado por auroras iridiscentes despierta las entrañas y remueve las hojas pegadas de un libro en desuso. Un anaquel tan lleno de significado y tan perdido por causa de aparentes siglos de emociones sedientas y pensamientos de combustión rápida y digestión lenta aparece sin capricho alguno sobre la vista de la partida. Un cerrar los ojos nada más, un breve chasquido de los dedos de mimbre para comprimir la experiencia en una microcósmica esfera de vida, en un arte de volantines que aparece oscuro y desafiante en un principio, pero que el temblor y precipicio lo olvidan desnudando todo concierto para denostar el abanico de mareas subyacentes que no tuvieron oportunidad distinta a la de dirigirse silenciosamente al corazón de la elegida soledad de las dimensiones. No la tuvieron razón del azar, su receptáculo vaciado de sentidos y direcciones fantasmas ya no permitía opciones diferentes a la de hacer y seguir el pálpito de nadie y hacer nuevamente juego de las flexiones. ¿Acaso alguna vez no fue familiar?
Ahora estamos ahí mismo, tan aquí como aquí.
Sunday, April 13, 2008
Entrañable melodía
Friday, March 14, 2008
Paralelo es este concierto de vidas separadas donde andamos recolectando salidas, es este teatro inmolado por la experiencia del olvido, paralelo es como la necedad creciente y el recogimiento del animal místico que ya no vive para contemplar la comunión con el universo y disfrutar del jardín infinito, sino que sólo lo hace para alimentar la duda que se ha hecho una puta rutinaria que aleja a hombres y mujeres amarrándolos con fuerza a los objetos, a la adicción por las emociones de segunda mano y a la sed insaciable que provoca el vórtice de un mundo lleno de confusión y desidia. Ver no sólo es signo para su contemplación, sino que también es la responsabilidad de hacernos cargo de lo percibido y lo aún por percibir, es la univocidad al gesto del universo que sigue dando vueltas a su rueda en el vaivén gemelo de su ciclo.
Aunque paralelos también sigan los temores que aún acompañan el camino, aunque sigamos cargando innecesarios lastres y miserias disfrazadas a convicciones inexistentes, el tiempo para la libertad sigue siendo ahora; aunque permanezca el temor del desarroparse y la frustración en el semblante, continúa siendo este el ahora para dejar que la nada haga y deshaga con el cuerpo, para permitir que la otra sintaxis estire y agujeree, que amolde y recombine, que rasgue y vuelva a unir. La realidad es sutil, es dejar para abrazar, es querer dejar de entender para entender, es desvincularse del engaño y escondrijo que genera la mente para desarraigarse de la ilusión que hace entender como existencia segura a una vida desafectada del riesgo y el vértigo, a una vida aferrada a lo conocido y lo falsamente familiar, porque lo verdaderamente familiar nunca ha fusionado con la comodidad del desapercibimiento, ni tampoco con el escape ileso y falazmente indoloro del pensamiento que suplanta la realidad y que simula absurdamente evadir los certeros golpes de la regla.
Lo familiar somos nosotros anunciando el precipicio, es el presente crudo y sincero en los ojos de quien también busca acordar, es la visión que quema por dentro y que al mismo tiempo convive con las luchas que se urden paralelas a nuestro anhelo de hallarnos. Lo familiar es hoy la soledad que limita con la locura del caleidoscopio, es el amor intransable al propósito que lastima cuando lo debe hacer, es el rostro que ríe por haber creído que conocer el camino es igual a recorrerlo, lo familiar sigue siendo la memoria de los sentidos despiertos a cumplir su cometido, son las líneas paralelas que nos desplazan sin importarles que creamos o no saberlo.
Tuesday, December 25, 2007
La música se viste de silencio, se enjuga entre las calles como la vertiente que brota con la misma esencia de intensidad, el mismo intento, el mismo misterio que fue el brillo ambarino de aquel momento de arrojo y que es brillo desafiante también de este tiempo sin lugar, de este practicar el despojo de lo personal, de esta insolencia de encontrar el lenguaje del cuerpo con los ojos aún borrosos, para develar lo que haya que descubrir, para despertar lo que haya que librar, aunque sólo se tengan en las manos migajas y miserias, aunque se tenga nada y tenga que sajarse la memoria incompleta para dejarlo todo una vez más, para aventar hacia lo vasto todo lo que tenga que partir, todo lo que deba despedirse, toda la pena, los secretos que desvelan, los balancines que a veces duelen tanto, las guaridas que preparan sus juegos bajo la tierra, todo para nadie, para luego hacernos de una inmersión desatendida y solitaria, animada por un remolino siempre sediento de cuerpos y naguales.
Desde el momento en que los rayos de sol apuntan mezclados con la sonrisa de los cerros el este hasta que se despiden besando con apasionada muerte al mar, la música es sólo silencio y soledad. Lo es así porque sólo aguarda su grieta destellante para saltar en ella y arrancar las esferas que emanan la vida entre las malezas, porque ella puede ver, ella hace vislumbrarnos en un precipicio de arrojos serenos y sin historia, hace nuestra la posibilidad de de hacer posible el vergel tras el espejismo, el canto de las alas oscuras que se baten despidiendo la saliva consciente y fulgurante que nos hace nadar. Talvez nunca pueda contener la explicación del verbo porque sea tan inasible como la acción, el inmanente que contiene el presagio y la corazonada.
Ella nunca quiere expelerla a través del mecanismo y la convención, mariposea en el ombligo, es desafiante y toma sus propias riendas y calla, golpetea el estómago hasta hacer exprimir la última gota de experiencia. Contempla desde la semioscuridad desde el filo de las piezas, que aún en bruto cambian de posición de vez en vez contrastando los platos servidos de inevitable, el condimento que hierve acechando las fibras que se rozan entre los arbustos de cualquier estar, entre las emociones que ahora somos capaces de desatar, esos pulsos del que ahora estamos desatormentándonos. La mayor parte del tiempo, la música es tanto quebrarse infinitamente para hacerse de un propósito que extrañamente también es un choque con la suavidad y la textura, una implosión entre dos límites que alguna vez parecieron solo soñados e infranqueables.
Pero ahora estamos aquí, la manifestación de lo abstracto que llegó esa vez junto a la presencia oculta de una sombra gemela ha traspasado la pared. La imagen antigua que con forma de niño asustado miraba a la gente hacer, sólo hacer, ha logrado el supuesto imposible de madurar en la nada; sólo en su empeño de abrir por vez primera sus sentidos para el zanjar el aire de aquí junto otro aquí, ha logrado escuchar su corazón, su ser que respira. Ahora no queda justificación alguna para el lugar más lejano, para convertir la historia en piedras encendidas que al ser vistas desde la distancia, conformen las inscripciones que antes inertes desconocían que en sus manos empuñaban esas amadas espinas, pero que hoy hermanas de la muerte, son pilares de la responsabilidad y la risa, del ladrillo tras las melodías y locuras de quimeras, de las palabras y encantamientos que de tanto milagro como realidad y excusa, han calzado perfectamente en el diseño de nuestra partida; también de las certeras anécdotas que aún no vivimos y que resuenan como elásticos que al estirarse hacia nuevos horizontes van fijando nuevas estaciones del conocimiento que se alejan más y más de los resabios de las viejas canciones, para adentrarse más en la entraña, para lograr la contorsión que descubra que entre corazonada y corazonada hay peregrinaciones hacia la nada que entre cicatrices, tristezas, soledades y anhelos esconden un soplo que acuerda silenciosamente sus tonadas de muerte y liberación.