Paralelo es este concierto de vidas separadas donde andamos recolectando salidas, es este teatro inmolado por la experiencia del olvido, paralelo es como la necedad creciente y el recogimiento del animal místico que ya no vive para contemplar la comunión con el universo y disfrutar del jardín infinito, sino que sólo lo hace para alimentar la duda que se ha hecho una puta rutinaria que aleja a hombres y mujeres amarrándolos con fuerza a los objetos, a la adicción por las emociones de segunda mano y a la sed insaciable que provoca el vórtice de un mundo lleno de confusión y desidia. Ver no sólo es signo para su contemplación, sino que también es la responsabilidad de hacernos cargo de lo percibido y lo aún por percibir, es la univocidad al gesto del universo que sigue dando vueltas a su rueda en el vaivén gemelo de su ciclo.
Aunque paralelos también sigan los temores que aún acompañan el camino, aunque sigamos cargando innecesarios lastres y miserias disfrazadas a convicciones inexistentes, el tiempo para la libertad sigue siendo ahora; aunque permanezca el temor del desarroparse y la frustración en el semblante, continúa siendo este el ahora para dejar que la nada haga y deshaga con el cuerpo, para permitir que la otra sintaxis estire y agujeree, que amolde y recombine, que rasgue y vuelva a unir. La realidad es sutil, es dejar para abrazar, es querer dejar de entender para entender, es desvincularse del engaño y escondrijo que genera la mente para desarraigarse de la ilusión que hace entender como existencia segura a una vida desafectada del riesgo y el vértigo, a una vida aferrada a lo conocido y lo falsamente familiar, porque lo verdaderamente familiar nunca ha fusionado con la comodidad del desapercibimiento, ni tampoco con el escape ileso y falazmente indoloro del pensamiento que suplanta la realidad y que simula absurdamente evadir los certeros golpes de la regla.
Lo familiar somos nosotros anunciando el precipicio, es el presente crudo y sincero en los ojos de quien también busca acordar, es la visión que quema por dentro y que al mismo tiempo convive con las luchas que se urden paralelas a nuestro anhelo de hallarnos. Lo familiar es hoy la soledad que limita con la locura del caleidoscopio, es el amor intransable al propósito que lastima cuando lo debe hacer, es el rostro que ríe por haber creído que conocer el camino es igual a recorrerlo, lo familiar sigue siendo la memoria de los sentidos despiertos a cumplir su cometido, son las líneas paralelas que nos desplazan sin importarles que creamos o no saberlo.
1 comment:
Fuerte...y de alguna manera tiene una extraña estela familiar...
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