Wednesday, June 18, 2008

El lugar de lo hallado y el ensueño


Quiebra la faz vidriosa de una parte de este encuentro, y la cadenciosa gota del ensueño visita y sacude la piel, asciende y se multiplica para luego explotar generando destellos al unísono dentro de cada línea de la realidad. Parece mimbre brillante el vaho que pausadamente se arropa con desnates insolentes y exuberantes, mimbre de otoño que al fundirse de otros, da sabor y aliña el caldo de todos los epítetos que invocan la locura de los pasajes de vapor, de los árboles que guiñen su embrujo y también de las puertas que se expanden para dejar entrar la niñez conmutada por una visión que atraviesa nuestras manos haciéndolas de papel, espuma y cielos líquidos que siempre proponen entrar al que sólo ofrece entrar.

Un aroma irremediablemente familiar hace cambiar la estructura de lo que antes era comprendido como fragor desierto, nos sentimos otros y un aliento texturado por auroras iridiscentes despierta las entrañas y remueve las hojas pegadas de un libro en desuso. Un anaquel tan lleno de significado y tan perdido por causa de aparentes siglos de emociones sedientas y pensamientos de combustión rápida y digestión lenta aparece sin capricho alguno sobre la vista de la partida. Un cerrar los ojos nada más, un breve chasquido de los dedos de mimbre para comprimir la experiencia en una microcósmica esfera de vida, en un arte de volantines que aparece oscuro y desafiante en un principio, pero que el temblor y precipicio lo olvidan desnudando todo concierto para denostar el abanico de mareas subyacentes que no tuvieron oportunidad distinta a la de dirigirse silenciosamente al corazón de la elegida soledad de las dimensiones. No la tuvieron razón del azar, su receptáculo vaciado de sentidos y direcciones fantasmas ya no permitía opciones diferentes a la de hacer y seguir el pálpito de nadie y hacer nuevamente juego de las flexiones. ¿Acaso alguna vez no fue familiar?

Lo recogido en este presente está aquí mismo, abrazando todo lo que la mente no ha de entender ni menos controlar, es una sonrisa saber sin saber, el lugar de lo hallado y el ensueño frente a ti y a mi, visitándonos de día y de noche, derramando todas las preguntas, las confusiones y los gestos de contorsión . En nosotros el teatro mágico y el sigilo de los movimientos multicromáticos que le dan el giro y el tinte de vértigo a este carrusel que nos transporta a lo infinito, en ese y en aquel lugar estamos andando, en el que siempre fue de todos, en el que siempre fue andar donde hubiera que hacerlo. Acordar y acordarnos fue sólo tarea de ver la luna besando los ojos del serpenteante movimiento de las olas de energía que aún fulguran para presentarse y dar a conocer las formas y colores predilectos que adornarían las morada de una nave; acordar, es aún silencio de contemplar los maderos rotos de antigua imagen que perece junto al sudor convertido en grito y lágrima de lo imposible, son los cuerpos viéndose caer y desvanecer sus ropas junto a los intentos de salida que hicieron respirar la memoria por primera vez. Lo encontrado no es más que este lugar donde estamos comenzando a nacer, no es más lejano que el cuerpo que se transforma y se desdobla mientras las horas de nadie pasan convirtiendo el aire frío en un lento y espaciado canto que pasa con espíritu vivo para conocer la marca de su propia muerte, el epicentro donde se sembró el cortar las amarras, un presente atrás donde sin saberlo éramos nosotros mismos quieres rompíamos todos los límites de la percepción y quebrábamos todo simulacro de realidad.

Ahora estamos ahí mismo, tan aquí como aquí.

3 comments:

Anonymous said...

Esto es siempre hermoso. Hermosas palabras, hermosa capacidad, hermoso el gancho.

Salu2

Anonymous said...

Leí, leí...

... quizás hay una parte de ti en cada lugar.

Soy una ingrata, lo sé. Es que se me van las ideas y me quedo en blanco, se me quitan las palabras y las letras desaparecen. A veces ya no sé qué pensar, qué escribir, qué decir.

Un abrazo Amaro.

Viajera said...

Acordarse es saber que no tuvimos nunca el control, cortar los hilitos de las marionetas para dar el salto… O quizás comprender que ese salto ya lo dimos y que todavía estamos viviéndolo, pero que íbamos con los ojos cerrados para no ver, por miedo a que sea mas de lo que podamos tomar con las manos, mas de lo que podamos explicar. Entonces acordarse puede ser abrir los ojos y ser concientes del viento que nos agita el pelo, de las fuerzas que como hilos luminiscentes nos mueven enseñándonos a seguirle el paso a la danza de la realidad. Ser concientes de como las galaxias llamean los siglos de vidas que han atravesado. Ser concientes de todo este caos, de toda esa danza, de toda la locura que hay en la música, de la sincronía que está detrás de las cosas, y de la posibilidad de vivir ese salto como se nos ocurra; llorando, soñando, teniendo miedo, desnudándonos, robando cosas del camino, creando, pipeando alguna ramita, o sencillamente dejarnos caer sintiendo el viento y las briznas.