Sunday, May 20, 2007

Incurable otredad


Nuevamente aquí, sumergido en este túnel de planetas, afectado de muerte por un universo vibrante y giratorio, escribo esta lejana bitácora, esta historia sobre quimeras por realizar, sobre viajes sin retornos, sin principio ni fines. Escribo por lo inevitable, lo incurable de esta otredad tumbadora, lo insaciable de esta fuerza de vida propia, que una noche llegó inesperadamente y se llevó todo sin dejar rastro alguno. Muero día a día por lo otro, muero en el giro implacable del ser que llegó para quedarse eternamente, para exigir, a través de una contorsión mágica, su verdadera morada, su cuerpo de senda infinita, que en el aquí y el aquí, le da la totalidad de sus movimientos a estas huellas en el cosmos.

Ya no soy en mí, algo lo ha desalojado, lo ha desterrado a buscar un nuevo lugar donde vivir, y es aquí donde ahora estoy, en estas letras, en esta pequeñez aún temerosa que lucha por entregarse por completo en la batalla. Sin hogar, sin nombre, sin historia ni memoria y sin lugar alguno en donde esconderme, intento hablarte y despegarme por completo del antiguo deseo de exigir mérito alguno por la acción de este cuerpo, porque ya no soy dueño de él, aunque sin embargo, soy más él de lo que nunca he sido; es el otro el que soy ahora, por ende, lo que lees ahora es tuyo.


Libre padecer, garganta ajena,
Respiración de locura,
Insaciable otredad, incurable cura fraterna,
De sentirnos otros, enfermos de otros,
Sueños, viajes amores otros,
Pasajes a otro lugar,
Pasos nuevos, Lazos otros,
Tejidos en otra edad.

Brotes de mi tierra, ofrenda y espesura;
Montes en último día,
Cielos mismos, vidas indistintas,
Cauces mares, céfiros sin cabida,
Despierten ya!,
Aviven ya!,
La sed de mismidad,
Levanten sus carruajes incurables también:
Eleven ya!,
La indomable plegaria de ser rito y ritual,
Ser quimeras,
Conciencia y destello final.


Es verdad, somos segmentos de luz en el cosmos y no necesitamos de un gran telescopio para saberlo; no necesitamos de tecnología ni de ideologías para comprenderlo; no necesitamos de formulas mágicas ni de abracadabras. En verdad, no hay truco ni secreto: La verdad esta aquí mismo, en ti, en quien está leyendo ahora, en quien vive en esta tierra y en todo quien quiera saberlo, en todo y en todos quienes elijan vivir la experiencia de libertad. El secreto del universo, las llaves de la eternidad se hacen visibles día a día en los pasos que intentan caminar, en los ojos que intentan abrirse y los sentidos que intentan despertarse y vivir la realidad, vivir todas las realidades posibles en una sola letra, en una mirada, en un crepúsculo, en un cántico, en una gota de agua, en un grano de arena, en todo y también en la nada, en el silencio…en el vacío.

Tan llena de lo incierto, y a la vez, tan colmada de caminos que aún no se recorren, la otredad nos tiene hasta el borde del abismo: esta quimera que es el ser, el otro, la tierra y la gran vastedad que nos llama, te invita y te sumerge también en este instante. El pulso transparente del latido del universo, la emanación cegadora inexplicable que te hace ver, te muestra eternidad en un segundo, dejando en tus manos la posibilidad de ser parte del mito, la ensoñación de ser un propósito y un fin, el intento y el ahora


1 comment:

Rouge said...

Es usted muy marchoso-a con las palabras