Wednesday, March 14, 2007

Una grieta de luz


Existe un espacio mágico y sagrado, que nos aguarda en la invisible y delgada brecha existente entre una bienvenida y una partida. Existe un segundo de eternidad, presente en el vacío que genera el encuentro entre estas dos realidades; una grieta de luz que inevitablemente se presenta en nuestro camino, justo en el momento en que terminamos de cerrar un círculo y comenzamos a trazar otro. Antes de dar un nuevo paso en nuestro cuerpo viajero, esta fisura espacial, se presenta en nuestras vidas como oportunidad de recapitular en un no-tiempo, un obsequio reflejado armoniosamente por sabiduría de la naturaleza en la figura de los dos crepúsculos.

Esta grieta me invita sugerentemente al juego de la percepción. A veces, se muestra flotando en el sigilo, silenciosamente entre dos imponentes pilares, dos estandartes hijos del ámbar, situados intencionalmente uno frente al otro; un par implacable, indiferente y sabio, inamovible, tanto en su forma de representar las dos realidades con las que convive, como en su comunicación con el Ser esencial. En otras ocasiones, esta brecha es fluida y alegre, danzante y ondulante, circular; tan contagiosa que transforma y transmuta los rígidos pilares en dos bolas de energía líquida, que se buscan, se encuentran y se funden en un acto de complicidad; una aleación cósmica espiral, abrazada de tal forma, que su fuerza vital le brinda una nueva estructura: la figura de un ocho infinito que se siente tan hermano como el ciclo vital en nuestra vida.

Es un portal, lo se. Aquí, está presente el conocimiento de los siglos. En su borde, hay un código que logro notar, pero que mi pobre entendimiento es incapaz de sostener y descifrar en una estructura de sentido. Siento impaciencia, quisiera poder llevar algo de esta puerta a ustedes. Entonces, un suave toque en mi frente me tranquiliza, me habla de que todo tiene su tiempo, que esta puerta vive dentro de todos: es ella, es un faro, es la Otra. Busco una llave que abra este mandala, quiero cruzar ese umbral. Busco una llave que abra este mandala, y de pronto se que son necesarias más de una. Al saber esto, algo se libera en mi, y me siento el más pequeño de los granos de arena. Logro entender que mi nueva armadura necesita de humildad, que sólo soy una pieza de esta historia de libertad. De pronto, se manifiesta el recuerdo de los Otros y me susurra en voz impersonal; me habla de una entrada, de serenidad y desapego. Entonces, maravillosamente sucede lo imposible: Me siento dentro de este portal y puedo ver. Noto que es aquí, en nosotros, donde está la respuesta. Cada vez que llegan los otros a mi recuerdo, cada vez que se hacen presentes, esta grieta se abre y se expande, y así puedo mostrarles que a través de ella, hay un cuerpo aguardando por su destino irrefrenable

Tomo una palabra en mis manos,
Tan líquida cristalina para beber.
Se que está fuera de mi,
Porque cuando intento hacerla mía, se escabulle.
Entonces la dejo correr,
En él, intento sumergido en una plegaria
Asomada en la revelación.


Otros, Otras, Otra realidad. Compañeros de viaje y amigos de lo eterno:
Es tiempo de reconocer nuestro nuevo cuerpo, Miria Suebo, un tiempo para Ser.

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